“La culpa pesa, y bastante”
¿Cómo sabemos que hay culpa? - en algunos momentos puede haber la sensación de NO SUFICIENCIA, es decir que no estamos haciendo las cosas lo suficientemente bien, o que aquello que hacemos a nuestra voluntad o pensamos, está mal o tiene algún contenido negativo.
En anteriores espacios, hablábamos de aquello que considerábamos era vivir de una forma en la que apareciera el deseo, y luego hablábamos acerca de los nortes que teníamos en nuestras vidas, y como justamente este norte está impregnado de aquellos deberes de nuestra cotidianidad ¿que debo hacer como padre, como madre, como hijo? desde tantísimos roles sociales. Y nos damos cuenta que precisamente muchas de las cosas que nos suceden en la cotidianidad justamente van en contravía a las demandas sociales que en nosotros están interiorizadas y esto genera conflicto y en muchos momentos nos hacen sufrir-
“…Con frecuencia pensamos, y esto naturalmente con placer o dolor, en lo que otros pensarán de nosotros: nos preocupamos de su imaginada aprobación o desaprobación…” (Charles Darwin- El Origen del Hombre)
Marcamos el paso de nuestra vida en torno a lo que imaginamos que otros nos dicen o lo que otros puedan pensar de nosotros sobre lo que deberíamos ser. Estamos ante una posición imaginada sobre lo que creemos que otros piensan de nosotros, y allí aparece la culpa. Entonces la culpa aparece bajo la mirada imaginada de otro. Y eso tiene un peso emocional y mental importante. Ese ideal de nosotros mismos que pareciera ser que estamos obligados a cumplirlo, y deviene en la culpa cuando no lo cumplimos o nos decidimos por lo contrario a las demandas que tenemos interiorizadas y sentimos que le hemos fallado a algo o alguien.
“LA CULPA SE GENERA A PARTIR DE LA INTERPRETACIÓN DEL OTRO”
A veces la culpa tiene que ver con aquellos discursos y valores con los que fuimos criados y hacen parte de nuestro contexto. Discursos dominantes sobre el deber ser. Demandas en donde hay otro al que se le debe cumplir y existen unas expectativas sobre el otro.
Por ejemplo en las relaciones de pareja. Llegamos una relación cargados de unos imaginarios, expectativas, ideales. Es decir soy yo con todas mis voces. Y esa otra persona también está cargado de algunas voces. Estamos cargados incluso de voces inconscientes, no sabemos que están allí pero esas voces nos hablan. A veces hay incluso voces que cargamos y nos dicen “estas fallando”. Los valores son subjetivos y tienen un contexto y no podemos sacar la culpa del contexto de donde se presenta. Y en muchas situaciones sumados al afán de alivianar esto que se siente, surgen algunas respuestas o efectos. Uno de ellos es la represión de lo que sentimos, y en otra es la PROYECCIÓN DE NUESTRA CULPA. proyectamos aquello que sentimos en la otra persona, la culpa en el otro ser y ponemos la responsabilidad en nuestra pareja. Hacer a la pareja la dueña o responsable de nuestra culpa. Esto también nos puede llevar a auto agredirnos o a agredir a otros, dentro de todas las formas de violencia emocional o en algunos momentos físicos.
“El reproche nos acompaña y la culpa se convierte en nuestra sombra”
La culpa es un sentimiento que se encuentra muy adherido a nosotros, pero también nos puede permitir interrogarla. Poder saber más sobre ello y los mecanismos que operan en nosotros nos pueden permitir entender mejor esta culpa así como poder darnos o construir otras cosas, e incluso poder disminuir su intensidad al entender e interrogar lo que sentimos y empezar a hacer algo diferente con la culpa.
Nos encontramos en un debate interesante entre el deber y el querer. A veces la culpa aparece cuando juzgamos algo como bueno o malo y esto mismo se traslada al tema de las relaciones amorosas y las expectativas que se tienen de ello frente a la relación. Y aunque las culpas tienen contenidos sociales, siempre el trasfondo es individual, es una situación personal.
Por ejemplo estamos en una relación y empezamos a sentir desanimo o atracción por otra persona o tantas cosas que pueden surgir. Y antes incluso de buscar cualquier dialogo, inmediatamente se activan estas voces, que es como “activar los demonios internos” y empiezan a atacar. Y surgen los reproches- “El matrimonio es para toda la vida, las relaciones deben ser monógamas, si yo estoy siendo algo por alquien no debería sentirlo por nadie mas”-, y se sienten malestares de acuerdo a ideas de “deberes” preconcebidos y devienen en culpas.
“Hablar de la culpa en el amor es bastante difícil y diverso”- De por sí dar un concepto es complejo porque es diverso. En la culpa imaginamos la mirada de otro, como un juzgador implacable. Voces imaginadas y mucho sucede en los escenarios del amor. Incluso parece que la culpa fuera ciega, uno se lo imagina como real. Y algo importante de hacer con esa culpa es ponerle ojos. Es decir ¿que tanto fantaseado es? ¿que tanto es real o imaginado? y esto nos puede llevar a comprenderlo mejor, y dar con claridad aquellos mitos que llevamos en nuestra vida cotidiana.
A veces estas voces somos nosotros mismos, pero nosotros mismos pensando en como otros nos pueden pensar, como si nosotros no pudiéramos pensarnos sobre lo que somos y lo que hacemos. Entonces ¿Qué hacer con esa culpa? Confrontarnos esto y darle un lugar, nos lleva a posicionarnos distintos y generar otras respuestas en nosotros que nos permitan también en algunos momentos, mayor tranquilidad.
La sociedad en la que vivimos todo el tiempo nos lleva a pensar en términos de culpa. Nos hacen sentir que debemos obedecer o cumplir una regla porque simplemente alguien nos vigila y es impuesta. Siempre tenemos en nuestra cotidianidad la mirada del otro. De niños siempre pensamos “si hacemos esto nos van a pegar” en forma de castigo, y crecemos y nunca nos despojamos de esta sensación infantil. Cuando pensamos en términos de castigo no miramos ni ponemos lo que hacemos en términos reflexivos, sino que inmediatamente nos acaparamos en un ojo castigador. No entramos a conversar ni a tener en cuenta nuestra historia, ni a vernos como humanos. Ni mucho menos reflexionar y tener sinceridad frente a lo que somos.
¿Qué es aquello que nos constituye? Interrogar, cuestionar un poco nuestra vida desde la reflexión frente a nuestra historia, lo que somos, y nuestra propia voz, nos lleva a interpretarnos de generar otras respuestas posibles, más allá de la culpa. Empezar a hacer lecturas en relación con nuestra historia, teniendo en cuenta que somos seres cambiantes y en continua transformación, seres contradictorios. Saber algo de nosotros mismos nos puede llevar también a pensar sobre las maneras en que podemos ser responsables de nosotros mismos y de nuestras culpas.
Generalmente la mirada del otro es imaginada, no es realmente lo que el otro está pensando. Pero nos lastimamos por pensar sobre las expectativas imaginadas de otro. Incluso, cuando tal vez pueda ser real y tenemos un juicio real, comprender desde donde vienen los juicios que recibimos y el lugar de la interpretación, nos lleva a auto interpretarnos.
ANDRÉS FELIPE CABALLERO TORO
30 DE JUNIO DE 2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario